martes, 1 de septiembre de 2009

Mafalda, la nena que nunca pasó de moda

Mafalda, el inmortal personaje de Quino, que hace ya muchos años dejó de ser propiedad de Quino para pasar a ser propiedad de toda la humanidad, está de enhorabuena. Ayer Domingo 30 de Agosto, a las 15:00 hora local de Buenos Aires, se procedía a la instalación en el cruce de las calles Chile y Defensa de una estatua que representa a la niña sentada en un banco.

El proyecto fue encargado al artista local Pablo Irrgang, a quien inicialmente se le pidió una figura mayor que los 80 centímetros que tiene la finalmente instalada. Sin embargo, el artista no consideró coherente con la propia Mafalda ésta idea, y en su lugar optó por darle el tamaño aproximado que tendría una nena de su edad, para hacerla así más familiar y cercana al público. En éste sentido va también la idea de su colocación: en un banco para que sea posible sentarse junto a ella, y sin ningún tipo de valla o protección más allá de los buenos sentimientos que tanto Irrgang como Quino esperan que despierte su creación. Fabricada con resina de epoxi y fibra de vidrio para hacerla resistente a las inclemencias de la calle, la niña se sienta ahora a ver pasar la vida bonaerense en la esquina más cercana al portal donde el propio Quino residía con su mujer, Alicia, mientras creaba la historieta. Dicho portal está ahora adornado con una plaza con el lema "Aquí vivió Mafalda".

Después de haber visto a su personaje más famoso publicado en más de 30 paises y traducido a más de 20 idiomas distintos, Quino recibe éste homenaje apenas mes y medio después de haber cumplido 77 años. El dibujante, residente en Milán, viajó expresamente para la inauguración del monumento y para recibir la primera de las 200 medallas que la ciudad de Buenos Aires va a entregar a personalidades e instituciones remarcables en el marco de las celebraciones del bicentenario de la independencia argentina.

Ésta estatua instalada en el barrio de San Telmo, que se dice es claramente el que aparece en las tiras cómicas, se une al tributo que Buenos Aires ya rindió a Mafalda otorgándola la plaza que lleva su nombre en el barrio de Colegiales. Quizás sea ésto lo mínimo que se le debe a un icono capaz de traspasar generaciones, aunque haya estado a punto de costarle la salud a su padre.


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