martes, 16 de junio de 2009


"El hombre es un Dios cuando sueña y apenas un mendigo cuando piensa"



Friedrich Hölderlin (1770-1843), poeta alemán. Amigo entre otros de Hegel y de Schelling con quienes mantuvo una relación de influencia mutua en su pensamiento. Hölderlin, como corresponde a la imagen romántica de un poeta (irónico, pues él mismo es precursor del nuevo romanticismo), disfrutó/padeció una vida en la que los momentos de lucidez se fueron alternando con las oscuras tinieblas de la locura. De qué momento salieron sus obras y sus ideas es algo que no está tan claro, pues la frontera entre locura y genialidad es a veces extrañamente difusa. Su vida transcurrió dividida en dos partes: En la primera, un trotamundos que rebotó de ciudad en ciudad, compaginando estudios con trabajos como profesor o bibliotecario. En la segunda, cuando la noche terminó por acorralarlo, el huesped de un humilde carpintero, admirador de su obra, que una vez diagnosticada su locura aceptó cuidar de él durante los últimos 36 años de su vida. Cuentan que, en esa última época, tenía la costumbre de recibir a sus visitas otorgándoles el trato de alteza o señoría, en lo que supone un último acto de indefinición entre la locura y la más cuerda ironía.

En el genial libro de diálogos entre Borges y Sábato, éste último describe la idea de Hölderlin con una brutal sinceridad: Es cierto- dice Sábato-. El sueño de cualquier hombre es la obra de un gran poeta, lo que piensa al despertarse es a menudo una idiotez.

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